Arquitectura situante. Laudatio para el otorgamiento del Título de Doctor Honoris Causa por la UNR al arquitecto Solano Benítez.

El día viernes 28 de junio de 2024, el arquitecto Solano Benítez recibe la máxima distinción que otorga la Universidad Nacional de Rosario.

Doctor Honoris Causa - Arq. Solano Benítez
Arquitectura - UNR

Ana Valderrama
Arquitecta (UNR)
Máster en Arquitectura del Paisaje (UIUC)
Doctoranda en filosofía de la arquitectura y arquitectura del paisaje (UIUC)
Profesora Titular e Investigadora FAPyD - UNR
Directora de la Maestría en Arquitectura del Paisaje UNR
Co-fundadora de Matéricos Periféricos

Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño
Universidad Nacional de Rosario - Junio 2024

Buenas tardes a todos y todas. El texto que les voy a leer no intenta reducir la obra de Solano Benítez a categorías o empaquetados, ni tampoco es un texto que pretenda falsamente jactarse de una supuesta objetividad distante. Más bien es una serie de constelaciones de sentido construidas desde la experiencia. Sentidos que emergen de 23 años de compartir espacios académicos y afectivos con Solano y de haber visitado y experimentado sus obras con el cuerpo in-situ, in-vivo. 

En una reciente conferencia en la Universidad de Illinois a la que tuve el privilegio de asistir, Solano contó que cuando era estudiante solía escuchar un audio en inglés donde Kahn reflexionaba sobre las potencialidades del ladrillo. Pero los parlantes de Solano atados con alambre -como todos nuestros parlantes latinoamericanos- reproducían con dificultosa claridad el discurso de Kahn. Entre ruidos e interferencias Solano escuchaba: What does a brick want to be? “que quiere ser un ladrillo”? “an orange”-una naranja. Todos sabemos que Kahn quería decir “an arch,” un arco pero del glitch del parlante destartalado emergía una nueva posibilidad: ¿orgánica, viviente, comestible?

Con esta anécdota provocativa Solano invitaba al público a correrse de los relatos hegemónicos de la arquitectura y a pensar en un tipo de innovación situada, es decir, una movilización de materia que opere sobre las condiciones materiales y culturales de los sitios donde se producen las arquitecturas. El ladrillo paraguayo es frágil, es prácticamente una tejuela de cerámica y en su proceso se rompe prácticamente el 50%. Pero diciendo que el ladrillo quiere ser una naranja Solano interpelaba a Kahn diciéndole que el ladrillo no quiere ser nada, a menos que el ser humano lo invite experimentar su máxima tensión física, su máxima condición de austeridad. A compartir una experiencia creativa que lo lleve a trabajar a esfuerzos, formas y lugares diferentes a los que originalmente la naturaleza y la tradición arquitectónica le habían asignado. Es lo que Dussell llamaría poiesis, que no es otra cosa que tomar el riesgo de hacer lo que no se sabe, de transformar la materia en novedad. Pero Solano también hablará de una doble condición: de la arquitectura del lugar y del lugar de la arquitectura cuando dice que los encargos son una suerte de excusa para dinamizar o poner a prueba experimentos previamente desarrollados en su laboratorio-estudio. Y esto habla de otra dimensión: de lo situante.

Pero la obra desarrollada por Solano junto a las y los integrantes y socios de los estudios que supo conformar a lo largo de su trayectoria no puede reducirse solo (aunque ya es mucho) a la poiesis, a la experimentación material, a esta liberación del ladrillo de su determinación original a través del uso inédito, o a las proezas estructurales a las que Solano lo somete. Tampoco puede reducirse solo al uso de materiales y mano de obra local. Ni siquiera al hecho llevar al ladrillo a devenir estructura, forma y espacio al mismo tiempo. No hay una sola obra de Solano -basta con estudiar Sitrande, Unilever y el aulario de FADA-  en la que no se descubran un sinfín de repertorios, diferencias y cadencias en los procesos de generación, producción y expresión espacio-temporales y materiales, aún cuando las obras son hechas con el mismo material y técnicas. Muchas obras son en efecto experimentos situantes y fragmentos de experimentos que se van trasladando de una obra a otra. 

En la última revista A&P Continuidad la Dra. arquitecta brasileña Suelen Camerin habla de la obra de Solano y sus socios y socias desde el extrañamiento, al que la profesora refiere como una operación conciente para provocar sensaciones de lo inesperado, la incomodidad, la angustia, y la desorientación. Hago referencia a este artículo porque a mi me inquieta lo que no se ve de la obra de Solano, su misterio, su poética. ¿Cuáles son los imaginarios que Solano pone en juego para hacer de su obra un hecho inédito aún utilizando un material milenario y aún aplicando las reglas del diseño de estructuras? ¿Cómo evaluar el efecto de ensoñación que producen sus obras al habitarlas?¿Como definir en términos utilitarios el aulario de FADA? ¿Es una jungla? ¿Un umbráculo? ¿Un laberinto?¿Un caleidoscopio? ¿El barco de Fitzcarraldo cruzando por arriba de una isla? ¿Quién imaginaría hoy en día que un edificio de 130m de largo se puede construir con un costo de 50 dólares por m2 y agregando de a uno pequeños módulos triangulares de ladrillo? Y podemos seguir: ¿el natatorio de teletón es un natatorio? ¿Un templo? ¿Un bosque de árboles de ladrillo?

¿Qué es lo que hace de la obra de Solano un hecho latinoamericano? ¿Es quizás la disposición de sacar al “patrimonio modesto”, al ladrillo y la mano de obra local de su condición plebeya y elevarlas a un lugar de prestigio? Es la coexistencia de lo situado y lo situante, y lo único replicable? ¿Será su condición extraña, ambigua, ubicua y al mismo lograda con gran austeriedad? ¿Será su sincretismo, es decir, dispositivos que yuxtaponen la planta moderna, el espacio fluido contemporáneo y las técnicas milenarias? ¿Hablaría Kahn de lo sublime en la obra de Solano al distinguir una losa hecha de ladrillos partidos puestos de punta, una catenaria sin cimientos, unos vidrios reciclados convertidos en aberturas? ¿Diría Kahn la de Solano es una obra sin tiempo o de todos los tiempos?

Nuestra casa de estudios tiene un vínculo con Solano desde el año 2001, en ocasión del mítico congreso de arquitectura latinoamericana llamado “De la materia al proyecto” organizado por la agrupación estudiantil Dominó y el taller Galli, hoy llamado Matéricos. En medio de la crisis económica, política, cultural y disciplinar de la Argentina Matéricos se proponía pensar el proyecto al revés de la receta moderna: como decía el nombre del congreso, ir desde la materia hacia el proyecto, es decir, un quehacer performativo más que compositivo. Pero Matéricos no bautizó a Solano como Rosarino. Antes de esa oportunidad Solano había arribado a Rosario a asistir como estudiante al congreso la Construcción del Pensamiento organizado por el Grupo R en 1991 y luego también estableció vínculos con el grupo Nueva Arquitectura de Santa Fe y participó de eventos organizados por otras agrupaciones estudiantiles y por el Colegio de Arquitectura y Urbanismo de Rosario.

En aquel primer encuentro con nuestra facultad en el congreso “De la materia al proyecto” en 2001 también participaron Angelo Bucci, Claudio Vekstein, Javier Corvalán y Pablo Beitía, quien había funcionado como celestino de todos nosotros. Solano irrumpió en el escenario eurocéntrico de nuestra escuela intercalando imágenes de Unilever en construcción con conceptos emanados de la lengua guaraní. Porque la lengua es una forma de pensar e imaginar. Algunos decían: ¿qué nos puede enseñar un paraguayo? Pero a pesar de ellos esa conferencia de Solano produjo un giro definitivo en la producción intelectual y disciplinar de nuestra escuela e influyó en la producción de muchos y muchas profesionales que hoy constituyen el patrimonio intelectual de nuestra ciudad. Desde aquel entonces nuestra facultad ha sostenido el vínculo académico con el pensamiento y la obra de Solano, a través de workshops, viajes de estudios y conferencias en Asunción y Rosario, incluso varios estudiantes de nuestra casa realizaron pasantías en su estudio a lo largo de estos 23 años.

Este acto entonces es una ocasión para renovar y fortalecer el debate arquitectónico que los distintos grupos e individuos han encontrado en Solano una figura común. Porque el vínculo que ha generado Solano con todos nosotros no ha sido únicamente de intercambio disciplinar, sino también cultural y afectivo. Junto a Solano hemos aprendido mucho acerca de rituales sincréticos de nuestro Acuífero Guaraní: hemos jugado a la pelota tatá, caminado sobre las brasas y compartido fogones donde degustamos anguilas servidas en caña y cabeza de vaca cocida en la tierra, todo con el mismo fuego que transforma la tierra en ladrillo. 

Solano también construyó amistades muy profundas en Rosario, ha compartido partidos de futbol, historias de vida, la mesa de los galanes, los cuentos de Fontanarrosa y de hecho acompañó al Rafa Iglesias en sus últimos días de vida material. 

Entonces este acto es también una ocasión para volver a encontrarnos y reflexionar sobre los temas urgentes y relevantes de nuestro tiempo teniendo el Acuífero Guaraní como territorio común.  

Hoy Solano Benítez recibe la máxima distinción académica de la Universidad Nacional de Rosario. Con esta distinción celebramos no solamente el aporte disciplinar y ético de Solano en torno a su práctica profesional y su aporte distintivo a la visibilización y valoración internacional de la arquitectura paraguaya y latinoamericana. Celebramos también su esfuerzo por enaltecer la arquitectura de bajo costo, por extender la vida de los materiales descartados por la industria. Celebramos que haya preferido construir con miles de albañiles en vez de con una máquina, que más aún haya hecho relucir las marcas de las manos de quienes las construyeron. Celebramos su humanidad en tiempos de crueldad.

Celebramos también su profunda entrega a la enseñanza de la arquitectura, tanto en el ámbito académico formal desde el taller E en la facultad de arquitectura y diseño de Asunción, como a la incansable formación continua e impulso que generó en las generaciones que lo suceden. Lo tenemos allí a Solanito en el público representando de algún modo estas nuevas generaciones.

Continuando su obra, estas nuevas generaciones han formado parte de su estudio, se han consolidado como destacados y destacadas profesionales y han conformado colectivos que están aportando, desde nuestra Latinoamérica, al debate internacional de la arquitectura contemporánea. 

Por ahora nada más, y muchas gracias Solano por tu generosidad.