Atentos a la agenda de las periferias geográficas y subjectivas del Sur Global imaginamos futuros socio-ambientalmente sostenibles. Alentamos una materialidad austera, consciente de lo disponible y de un lenguaje que narre identidades. Confiamos en la inteligencia del cuerpo en su encuentro con los materiales, el lápiz, el papel, la información y las nuevas tecnologías.
Proyecto Final de Carrera
Carrera de grado - Arquitectura
Cátedra: Taller Matéricos. Cátedra Arq. Marcelo Barrale
Tutora: Mg. Arq. Ana Valderrama.
Autoras: María José Manzi y Eugenia Mozzati.
Asesores: Arq. Patricia Barbieri, Ing. Arq. Carlos Geremía, Arq. Daniel Perone.
Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño
Universidad Nacional de Rosario - Agosto 2016
En el presente trabajo nos planteamos reflexionar sobre el proceso de determinación de los espacios educativos desde la mirada del niño. Consideramos como material de base, las pautas de configuración espacial de la llamada “nueva escuela”, especialmente las desarrolladas por Montessori, e intentamos producir una traducción del material didáctico escolar al proceso proyectual en arquitectura. La “nueva escuela” ha fundado su pedagogía en el niño como protagonista y el juego como el medio principal de aprendizaje. De estos dos conceptos, deviene la idea de que el niño ya no se entiende como un ser pasivo, sino que es él quien marca sus intereses a desarrollar y quien incentiva su propio aprendizaje. Se promueve la enseñanza libre y activa. Entonces las pautas de configuración espacial de la “nueva escuela” intentan reformular el ambiente escolar en función de dos focos principales del proyecto pedagógico: el niño como protagonista, y el juego como la actividad más importante en el proceso de aprendizaje.

Planta Baja
De las propuestas de la “nueva escuela”, consideramos la de Montessori como la más sustentable a aplicar en el sistema educativo argentino, ya que permite incorporar variaciones progresivas a las tipologías tradicionales, sin necesariamente producir un quiebre absoluto con el modelo educativo actual. Siendo que la nueva escuela invierte la verticalidad del proceso de enseñanza aprendizaje poniendo al niño en el lugar de protagonismo, y estimula la diversificación de actividades, propusimos la consideración de las siguientes pautas para la configuración espacial: a. aulas especiales para aprendizajes diversos; b. que los espacios no sean cerrados, ni vigilados, ni controlados; c. que los mismos inviten al movimiento, a la libertad, a la independencia y a la interacción; e. que faciliten el desarrollo motor, sensorial, social, intelectual y emocional de los niños; f. que los materiales didácticos estén al alcance de los niños.
En un avance más exhaustivo de nuestra investigación, consideramos relevante testear las posibilidades del material didáctico Montessori en el proceso proyectual, lo que dio origen a una pregunta fundamental: ¿Qué puede aportar la mirada del niño al proceso proyectual? De acuerdo a Chiqui González, los niños hasta los 11 años tienen todos los sentidos fundidos, tienen la sabiduría de la intuición, en los niños no hay división entre el cuerpo y la mente. Los niños, además relacionan cosas que los grandes ya perdimos la capacidad de relacionar, y tienen un modo de estar en el mundo todo el tiempo poético. Nos propusimos entonces ensayar una traducción del material didáctico Montessori –que condensa y potencia las capacidades antes citadas– para comprobar si en una aproximación lúdica de dislocación y desplazamiento de los procedimientos proyectuales tradicionales, podríamos contribuir a re-pensar la escena escolar para nuestro espacio y tiempo contemporáneos.

Vista desde Avda. Nuestra Sra. del Rosario
El desarrollo de nuestra exploración fue resultado de una articulación de las siguientes etapas de producción de conocimientos: a. tareas de campo, que consistieron en el reconocimiento de los materiales tangibles e intangibles del territorio del Arroyo Saladillo y la elección de un sitio para la exploración proyectual; b. definición de un programa de proyecto; c. Problematización y definición del tema de investigación; d. estudio de casos y revisión de bibliografía; f. Desarrollo de un sistema de procedimientos proyectuales devenidos de las etapas anteriores. El mismo constó de la traslación de los materiales didácticos Montessori a la disciplina; g. Construcción del proyecto y consultas a asesores; f. Verificación de los procedimientos en sede académica mediante un trabajo de adscripción a la docencia en la asignatura Análisis Proyectual 1 del taller dirigido por la Mg. Arq. Ana Valderrama.
Un interrogante importante para la definición de la configuración espacial de la escuela fue ¿dónde está el conocimiento? A lo largo de la historia se han propuesto diferentes tipologías y organizaciones espaciales dependiendo si el conocimiento se supone estaría en los docentes, en los estudiantes, en los libros, en la interacción social, en el espacio público o en internet. En Rosario, la experiencia de la “escuela activa” a cargo de las hermanas Cossettini (1930) proponía eliminar las fronteras del conocimiento entre la escuela y la comunidad. Podemos decir que la arquitectura de estas escuelas era la ciudad o el medio en el que se movilizan saberes de diversos orígenes.
El lugar del proyecto es los Bajos del Saladillo. De acuerdo al relevamiento de los equipamientos educativos existentes en la zona, consideramos pertinente la construcción de una nueva escuela primaria y espacio público, capaz de articularse y complementarse con los equipamientos próximos. Identificamos el sector del brazo seco que se encuentra sobre la Avenida del Rosario como un lugar potencial, ya que junto a las piletas municipales, el monumento a Eva Perón, el cine Diana y el Sindicato de Trabajadores de la Carne conformaban el corazón del Barrio. Además, una presencia importante en el lugar era el famoso esqueleto inconcluso proyectado para que funcionara un Centro de Salud en el barrio. Esa obra quedó abandonada y hoy en día es un hito del barrio y los niños lo usan como espacio de juegos.

Plano de Situación
A partir de las reflexiones anteriores nos propusimos las siguientes pautas de configuración espacial para nuestra escuela:
a. que hayan aulas especiales para aprendizajes diversos;
b. que los espacios no sean cerrados, ni vigilados, ni controlados;
c. que los mismos inviten al movimiento, a la libertad, a la independencia y a la interacción;
d. que faciliten el desarrollo motor, sensorial, social, intelectual y emocional de los niños;
Además, el proyecto debía cumplir con los siguientes parámetros:
FLEXIBILIDAD: pensado para admitir cambios, reponerse, absorber perturbaciones de diversa índole.
PERMEABILIDAD: la visibilidad de las situaciones cotidianas interiores y exteriores.
RINCONES: la organización de los rincones supone la creación de espacios dentro del aula.
50% LLENO – 50% VACÍO: lugar de aprendizaje Interior y Exterior activos y de igual jerarquía que el interior.
CRECIMIENTO INCREMENTAL: posibilidad de sumar o quitar fragmentos.
Estudiando las obras y el itinerario intelectual de Clorindo Testa encontramos que el material didáctico de la escuela de su infancia (Montessori) resultó ser fuente de inspiración para muchas de sus obras. Decidimos entonces incorporar lo lúdico en nuestro propio proceso utilizando el Tangram. Probamos distintas variaciones en el tamaño del módulo Tangram para identificar de qué manera las piezas se adaptarían mejor al lugar y al programa específico.
Al contar con la presencia del Monumento a Eva Perón como hito importante del barrio, consideramos el importante el trazado de las visuales.
El ingreso de la escuela hace a la vez de plaza pública y ofrece al barrio un auditorio para 250 personas y un salón de usos múltiples. En el interior, siete aulas comunes de 75m2 cada una con baños individuales y patios ofrecen espacios educativos a cielo abierto. Las aulas cuentan con un mobiliario diseñado de forma que se puedan acomodar a las necesidades de los niños.
Creímos fundamental que la escuela contara con un espacio central de juego al aire libre, pero que la gente del barrio pueda realmente utilizarlo como plaza pública. Para esto, extendimos el acceso y lo trabajamos como un espacio intermedio entre el exterior y el interior.
Al tratarse de una escuela que pone como prioridad la vinculación del niño con la naturaleza, otra operación que llevamos a cabo fue la de conectar el sector de aulas con el bosque existente y proyectamos un área de huertas que se encuentra cruzando el bosque.

Huertas
Para generar diferentes espacialidades, inclinamos los techos de forma que la luz ingresara mediante lucernarios orientados al sur, que la luz más pareja, apta para las escuelas. Las alturas de aquellos espacios de usos públicos las dispusimos en relación a la Av. Nuestra Señora del Rosario y el complejo de piletas municipales. Aquellos espacios de uso más privado las dispusimos en relación al bosque, tomando la altura de las viviendas del barrio.
Las piezas del Tangram nos permitieron generar espacios únicos vinculando hasta dos piezas, que los acentuamos con diferentes colores pero que a la vez se leen como una unidad. Los colores exteriores aluden a la infancia, sugiriendo la escuela como juego en escala 1:1.
Incorporamos la estructura inconclusa de hormigón armado y la transformamos en un espacio alternativo, cultural y de juegos, vinculado al sector deportivo. Para integrarla a la imagen de la escuela, la trabajamos con las mismas chapas de colores dispuestas en paneles alternados con barandas.

Integración de la estructura inconclusa
Pensamos la escuela como una plataforma donde el niño se construya a sí mismo, su personalidad y su propio conocimiento del mundo. Aprenda a aprender, a encontrar información, a compartir el conocimiento, a resolver problemas y reflexionar sobre su aprendizaje. A este modo de pensar la escuela la llamamos: con ojos de niños. Esperamos que nuestro trabajo contribuya a re-pensar los espacios educativos y sus pedagogías de nuestro tiempo, en definitiva, a repensar la educación pública promoviendo el desarrollo integral de sujetos críticos.