Un proyecto urbano para el PIN Noroeste – El paisaje como soporte ambiental armónico

MÉTODO Y PROYECTO
Este curso de proyecto se ocupa principalmente de la dimensión metodológica entorno a la formación del proyecto.
La siguiente publicación reúne trabajos de alumnos correspondientes al año lectivo 2023. Cinco proyectos urbanos distintos para el área de reserva “Plan interjurisdiccional Noroeste”, afrontados desde la perspectiva del problema de forma urbana.

Proyecto Final de Carrera
Carrera de grado - Arquitectura

Cátedra: Dr. Arq. G.A. Carabajal
Docentes a cargo: Arq. Marcelo Degiovanni – Arq. Francisco Quijano - Arq. Sofía Nallino
Autores:  Carolina Poato, Danalí Rodriguez y Florencia Castelletta. Agustina Massiccioni, Agustina Muñoz, Celeste Clérico, Julián Monserrat, Milagros Salinas, Sofia De Paoli y Valentina  Hollman. Delfina Droz, Enzo Bastida, Florencia Farías, Lara Badosa, Lucía Marracino, Matias Dabove y Rocío Allassia. Camila Bertoya, Giuliana Grivarello, Julia Guillar,  Lucía Kolaczyñski, Lucio Herrero y Martina Maurino.  Agustina Sheridan, Paulina Rodriguez Raschella, Pilar Racciatti, Sol Domet Huarani y Yanet Reynoso.

Área de intervención: Área de reserva “Plan interjurisdiccional Noroeste”, Ciudad de Rosario. Provincia de Santa Fe. Argentina. 
Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño Universidad Nacional de Rosario - Diciembre 2023 

CONTEXTO TEÓRICO DEL PUNTO DE PARTIDA
Prof. G.A. Carabajal

Si comparamos Priene, una pequeña ciudad griega en Asia Menor, con Chandigarh de Le Corbusier, vemos que los principios sobre los que se construyen las dos ciudades son análogos, pero con una diferencia sustancial: Priene es una ciudad amurallada, un lugar cerrado rodeado por las murallas que la separan de la naturaleza circundante. Chandigarh en cambio está atravesada por la naturaleza. Sobre el suelo natural se trazan los ejes ortogonales que ordenan la forma y definen los grandes sectores residenciales y, sobre el mismo suelo, ordenados por los ejes se ubican los edificios públicos. Mientras que la ciudad clásica distingue claramente el interior y el exterior de la ciudad, la ciudad moderna, en la versión teórica de Le Corbusier e Hilberseimer, se construye sobre una relación continua y recíproca entre los elementos urbanos y el suelo natural.

Por lo tanto, Chandigarh está construida sobre principios de orden que pertenecen a la ciudad antigua, pero contiene una variante que revela su modernidad: todos los elementos urbanos se relacionan y confrontan con la naturaleza.

Esta breve introducción para decir que los proyectos urbanos realizados en este fin de siglo deben juzgarse a partir de lo que propongan en torno a esta cuestión, en cuanto a su pertenencia a un modelo de ciudad cerrada (al que también pertenece la ciudad decimonónica) o de ciudad abierta, ese modelo de ciudad que elige la naturaleza como su contexto de construcción. La ciudad cerrada no se define sólo por la presencia de las murallas, que son sin duda el elemento más evidente de este modelo, sino por el hecho de definir los lugares urbanos exclusivamente como lugares interiores (la calle, la plaza) en total separación de los lugares naturales.

[…] La ciudad cerrada ha desarrollado un formidable sistema de conformación que es el de la manzana urbana, una porción de terreno rodeada de calles, que se convierte en la parte elemental de la construcción de la ciudad. Mientras se aceptó el papel de la calle como lugar de tránsito y frente de la arquitectura, como lugar urbano por excelencia, el modelo no ha sufrido modificaciones profundas sino sólo variaciones, de la ciudad antigua a la ciudad mercantil y de ésta a la ciudad del siglo XIX.

El punto más alto alcanzado por la ciudad cerrada es sin duda la ciudad del Renacimiento.
En este período se completa el proyecto de la ciudad como lugar de representación, una especie de gran teatro de la vida civil en el que las instituciones se hacen reconocibles en la forma de los lugares. Todo sustentado en un marco preciso que ve invariante la relación entre la casa y la calle, entre el edificio público y la plaza. El modelo de ciudad renacentista perdura hasta la ciudad del siglo XIX donde, con el cambio de dimensiones y volumen de tráfico, la calle y la plaza siguen teniendo el mismo papel generador.

El sistema sigue vigente hoy, por lo menos en la ciudad construida, pero la caída del modelo
es claramente perceptible en las partes de la ciudad posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Lo que hace diferentes a estas partes es la pérdida progresiva de una cultura del habitar. La manzana ya no es reconocible como la parte elemental de la ciudad, el trazado vial ya no es el sistema generador de la forma urbana. La cultura urbana rechaza estos dos elementos sin sustituirlos por otros de igual fuerza y definición. Este largo período de incertidumbre teórica se debe a que, desde principios del siglo XIX e incluso antes de que la ciudad del siglo XIX estuviera completamente construida, se desarrolló un modelo alternativo, el de la ciudad abierta, en el cual entre los elementos urbanos y el contexto natural existe una relación continua de intercambio y confrontación. El ímpetu de la búsqueda de este modelo alternativo puede identificarse en esa cultura que al inicio de la revolución industrial anuncia los límites de la ciudad cerrada. De los fisiócratas al movimiento por la ciudad jardín, pasando por los utópicos, hasta esa vertiente del Movimiento Moderno que concentra la búsqueda de una nueva forma urbana en la relación entre ciudad y naturaleza (ciudad y espacio abierto).

Nos interesa reafirmar la profunda alternativa al modelo de ciudad decimonónica en esta línea de investigación. Esta consiste en que la identidad de los hechos urbanos se establece en un continuo cara a cara entre ellos y la naturaleza circundante. Una confrontación perenne entre naturaleza y arquitectura, que en la ciudad cerrada están separadas por muros y no sólo por ellos. La manzana urbana rodeada por calles se sustituye por una isla urbana rodeada de naturaleza. La idea de Unitè de Le Corbusier, como la de las unidades residenciales de Hilberseimer, indica una nueva forma de entender los elementos urbanos, sus relaciones recíprocas, pero sobre todo las relaciones entre estos y el suelo natural.

Sin embargo, a pesar de la claridad de algunas propuestas y la fuerza ideal que las sustenta, no se ha elaborado en este largo período un modelo lo suficientemente estable como para indicar una forma posible de construcción de la ciudad abierta. Los numerosos proyectos realizados en esta dirección indican una investigación en curso aún por hacer. 1

“En cualquier caso, llegados a este punto la cuestión no consiste tanto en que la ciudad
tradicional, en términos absolutos, sea buena o mala, relevante o irrelevante, a tono con el Zeitgeist o no. Tampoco se trata de los obvios defectos de la arquitectura moderna, sino más bien de una cuestión de sentido común y de común interés. Tenemos dos modelos de ciudad. Finalmente, el deseo de no prescindir de ninguno de los dos nos impulsa a corregir a ambos, pues, en una época supuestamente de amplitud de opciones y de intención pluralista, debería ser posible tramar algún tipo de estrategia de acomodación y coexistencia.” 2

  1. Monestiroli, Antonio. Conferencia impartida en el Politécnico de Milán en junio de 1993 y en la Facultad de Arquitectura de Delft en febrero de 1996. En el libro “Temi urbani”, Unicopli, Milan, noviembre 1997 (p.07-13). Traducción prof. arq. Gustavo A. Carabajal ↩︎
  2. Rowe, Colin. Fragmento de “Ciudad Collage” ↩︎

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